Como se vio en la entrada anterior, A.J. Greimas postula la existencia de una estructura en plano del contenido paralela a la del plano de la expresión. En el fondo, con este postulado Greimas justifica el estudio de la semántica desde el estructuralismo, le da fundamento a la semántica estructural. Sin embargo, lo que Greimas no hace es señalar a qué se refiere con semántica, o sea, no delimita su objeto de estudio. Queda en el aire la pregunta: ¿qué semántica es la que se estudia?
A partir de la lectura de “La semántica” de Pierre Guiraud, se puede elaborar una respuesta a esta pregunta, consistente principalmente en tres puntos que delimitan nuestro objeto de estudio.
En primer lugar, para Guiraud el estudio de la semántica debe ser sincrónico. Lo que se estudia es el sentido de las palabras en un determinado estado de lengua; por esto mismo, para la semántica estructural no importan los cambios de sentido que se producen por evolución, sino los que se producen dentro del sistema estático de la lengua. La ciencia que se encargaría del estudio diacrónico del sentido sería la etimología.
Un punto importante con respecto a lo anterior es el carácter arbitrario del signo. Según Guiraud, las palabras no nacen como signos arbitrarios, sino que nacen por una motivación. Sin embargo, esta motivación no interesa a la semántica estructural, pues esta estudia las palabras cuando ya se han fijado en la lengua como expresiones inmotivadas, es decir, cuando se han desprendido de cualquier relación natural con el objeto significado, transformándose en arbitrarias. Una vez más, el estudio de esta motivación inicial correspondería a la etimología y no a la semántica. No obstante, más adelante se verá que hay ciertos autores, entre ellos Coseriu, que postulan la posibilidad de hacer una semántica estructural diacrónica, diferente de la etimología.
En segundo lugar, Guiraud señala la diferencia que hay entre sintaxis, pragmática y semántica. Estas tres disciplinas apuntan a áreas diferentes del sentido. Para Guiraud, la sintaxis es, en una frase, el “estudio de las relaciones formales entre los signos” ; la pragmática es “todo estudio que considere a los sujetos hablantes”; la semántica, por último, “estudia las relaciones entre el signo y la cosa significada” (Guiraud, 1960). Así, la semántica no se preocupará de las combinaciones de palabras ni del uso que le da un individuo a cierta palabra, sino que estudiará el sentido de las palabras en sí mismas, en cuanto configuran un sistema (esto se verá más adelante).
Podría decirse que la semántica deja de lado toda connotación (externa), avocándose al sentido denotativo de las palabras; sin embargo, parece más exacto señalar que la semántica estudia el sistema puro y no los casos particulares, así como la lingüística estudia la lengua y no el habla.
El tercer punto y el más importante tiene relación con la metodología de estudio que emplea la semántica estructural, en cuanto a su acercamiento hacia la significación del signo lingüístico y sus diferentes combinaciones. En palabra simples, la pregunta que nos hacemos es: ¿es viable analizar cada palabra de forma aislada? Al parecer, esta concepción donde la significación del signo lingüístico puede ser analizada sin tomar en cuenta el sistema del que forma parte ha sido dejada atrás por la semántica estructural. Como señala Guiraud, corresponde a la lingüística saussuriana el haberle entregado, indirectamente, una nueva dirección al estudio de la semántica, al considerar la lengua como un todo y un sistema. Siguiendo esta idea, la semántica estructural estudia el sentido de las palabras como parte de un sistema de signos que se rige por determinadas leyes. En otras palabras, es necesario partir de la totalidad solidaria e interdependiente de la lengua para luego obtener el analisis específico de los elementos que encierra. “Cada término deriva su valor de su posición en el conjunto de la terminología que constituye un sistema semántico” (Guiraud, 1960).
Esta noción, fundada por Saussure, de la lengua como un sistema de valores puros es fundamental en la conformación de la semántica estructural y su método de análisis semántico. Saussure (1972) señala que la lengua constituye un todo en donde cada elemento no depende solamente de su propia naturaleza o su unión entre un sonido y un concepto, sino que también de su posición y relación con el conjunto del sistema de lengua, lo que define su valor lingüístico: “Además, la idea de valor, así determinada, nos muestra cuan ilusorio es considerar un término sencillamente como la unión de cierto sonido con cierto concepto” (Saussure, 1972).
En otras palabras, Saussure indica justamente la imposibilidad de analizar la palabra aisladamente, como una mera nomenclatura donde el sistema se constituye haciendo una suerte de suma o una lista de palabras y sus significados. El signo lingüístico, al insertarse en un sistema de valores que se definen en su relación por oposición con los otros elementos, no se puede analizar de una forma aislada, ya que esto implicaría generar una separación científicamente ficticia entre el signo y el sistema de que forma parte.
Siguiendo esta línea, Guiraud señala que toda palabra forma parte de una red asociativa en donde cada concepto depende de otros, generando un campo lingüístico que refleja una visión de mundo determinada. “De ello resulta que todo cambio en los límites de un concepto acarrea una modificación de los conceptos vecinos y, de rechazo, de las palabras que lo expresan” (Guiraud, 1960).
El valor en el sistema semántico, entonces, no es solamente la propiedad que posee una palabra de representar una idea, ya que justamente esta potencialidad de significación que posee la palabra es alterada en función a la posición que ocupa dicha palabra dentro del sistema.
Un ejemplo de lo que hemos desarrollado en este punto es el siguiente cómic de Mafalda, donde el valor de diccionario de la palabra "democracia" no corresponde a su valor en el sistema:
http://ciberprensa.com/wp-content/uploads/2007/10/mafalda-democracia.gif
A partir de la lectura de “La semántica” de Pierre Guiraud, se puede elaborar una respuesta a esta pregunta, consistente principalmente en tres puntos que delimitan nuestro objeto de estudio.
En primer lugar, para Guiraud el estudio de la semántica debe ser sincrónico. Lo que se estudia es el sentido de las palabras en un determinado estado de lengua; por esto mismo, para la semántica estructural no importan los cambios de sentido que se producen por evolución, sino los que se producen dentro del sistema estático de la lengua. La ciencia que se encargaría del estudio diacrónico del sentido sería la etimología.
Un punto importante con respecto a lo anterior es el carácter arbitrario del signo. Según Guiraud, las palabras no nacen como signos arbitrarios, sino que nacen por una motivación. Sin embargo, esta motivación no interesa a la semántica estructural, pues esta estudia las palabras cuando ya se han fijado en la lengua como expresiones inmotivadas, es decir, cuando se han desprendido de cualquier relación natural con el objeto significado, transformándose en arbitrarias. Una vez más, el estudio de esta motivación inicial correspondería a la etimología y no a la semántica. No obstante, más adelante se verá que hay ciertos autores, entre ellos Coseriu, que postulan la posibilidad de hacer una semántica estructural diacrónica, diferente de la etimología.
En segundo lugar, Guiraud señala la diferencia que hay entre sintaxis, pragmática y semántica. Estas tres disciplinas apuntan a áreas diferentes del sentido. Para Guiraud, la sintaxis es, en una frase, el “estudio de las relaciones formales entre los signos” ; la pragmática es “todo estudio que considere a los sujetos hablantes”; la semántica, por último, “estudia las relaciones entre el signo y la cosa significada” (Guiraud, 1960). Así, la semántica no se preocupará de las combinaciones de palabras ni del uso que le da un individuo a cierta palabra, sino que estudiará el sentido de las palabras en sí mismas, en cuanto configuran un sistema (esto se verá más adelante).
Podría decirse que la semántica deja de lado toda connotación (externa), avocándose al sentido denotativo de las palabras; sin embargo, parece más exacto señalar que la semántica estudia el sistema puro y no los casos particulares, así como la lingüística estudia la lengua y no el habla.
El tercer punto y el más importante tiene relación con la metodología de estudio que emplea la semántica estructural, en cuanto a su acercamiento hacia la significación del signo lingüístico y sus diferentes combinaciones. En palabra simples, la pregunta que nos hacemos es: ¿es viable analizar cada palabra de forma aislada? Al parecer, esta concepción donde la significación del signo lingüístico puede ser analizada sin tomar en cuenta el sistema del que forma parte ha sido dejada atrás por la semántica estructural. Como señala Guiraud, corresponde a la lingüística saussuriana el haberle entregado, indirectamente, una nueva dirección al estudio de la semántica, al considerar la lengua como un todo y un sistema. Siguiendo esta idea, la semántica estructural estudia el sentido de las palabras como parte de un sistema de signos que se rige por determinadas leyes. En otras palabras, es necesario partir de la totalidad solidaria e interdependiente de la lengua para luego obtener el analisis específico de los elementos que encierra. “Cada término deriva su valor de su posición en el conjunto de la terminología que constituye un sistema semántico” (Guiraud, 1960).
Esta noción, fundada por Saussure, de la lengua como un sistema de valores puros es fundamental en la conformación de la semántica estructural y su método de análisis semántico. Saussure (1972) señala que la lengua constituye un todo en donde cada elemento no depende solamente de su propia naturaleza o su unión entre un sonido y un concepto, sino que también de su posición y relación con el conjunto del sistema de lengua, lo que define su valor lingüístico: “Además, la idea de valor, así determinada, nos muestra cuan ilusorio es considerar un término sencillamente como la unión de cierto sonido con cierto concepto” (Saussure, 1972).
En otras palabras, Saussure indica justamente la imposibilidad de analizar la palabra aisladamente, como una mera nomenclatura donde el sistema se constituye haciendo una suerte de suma o una lista de palabras y sus significados. El signo lingüístico, al insertarse en un sistema de valores que se definen en su relación por oposición con los otros elementos, no se puede analizar de una forma aislada, ya que esto implicaría generar una separación científicamente ficticia entre el signo y el sistema de que forma parte.
Siguiendo esta línea, Guiraud señala que toda palabra forma parte de una red asociativa en donde cada concepto depende de otros, generando un campo lingüístico que refleja una visión de mundo determinada. “De ello resulta que todo cambio en los límites de un concepto acarrea una modificación de los conceptos vecinos y, de rechazo, de las palabras que lo expresan” (Guiraud, 1960).
El valor en el sistema semántico, entonces, no es solamente la propiedad que posee una palabra de representar una idea, ya que justamente esta potencialidad de significación que posee la palabra es alterada en función a la posición que ocupa dicha palabra dentro del sistema.
Un ejemplo de lo que hemos desarrollado en este punto es el siguiente cómic de Mafalda, donde el valor de diccionario de la palabra "democracia" no corresponde a su valor en el sistema:
http://ciberprensa.com/wp-content/uploads/2007/10/mafalda-democracia.gif
Podemos concluir entonces que la semántica estructural, al igual que Saussure, busca encontrar en el plano de la significación elementos fijos que puedan ser cientificamente analizados, realizando un análisis del sistema que conforman estos elementos de manera sincrónica y en su forma pura (no en su uso). El siguiente paso en el estudio del estructuralismo semántico será, entonces, describir los valores del sistema y sus relaciones de forma exhaustiva, mostrándolos en su uso práctico.
Bibliografía:
Coseriu, E. (1977). "Para una semántica diacrónica estructural". Principios de Semántica Estructural. Madrid: Gredos.
Greimas, A.J. (1973). “La estructura semántica”. En torno al sentido. Madrid: Fragua.
Guiraud, P. (1960). La semántica. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
Saussure, F. (1972). Curso de lingüística general. Madrid: Alianza.
Bibliografía:
Coseriu, E. (1977). "Para una semántica diacrónica estructural". Principios de Semántica Estructural. Madrid: Gredos.
Greimas, A.J. (1973). “La estructura semántica”. En torno al sentido. Madrid: Fragua.
Guiraud, P. (1960). La semántica. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
Saussure, F. (1972). Curso de lingüística general. Madrid: Alianza.