Para realizar el trabajo que aquí ven publicado decidimos como grupo seguir una línea metodológica particular, la cual correspondía en responder a cabalidad la siguiente interrogante: ¿Es posible cuestionar la semántica desde un punto de vista estructuralista? Establecidas las bases, dimos inicio al prometedor proyecto cibernético.
Primero observamos las dos posibilidades existentes al momento de estudiar la semántica estructural; Greimas postulaba la necesidad de “una exploración de los universos semánticos virtuales y abiertos, considerados como posibilidades creativas del hombre”, pero también establecía la inevitable “descripción de los universos semánticos que ya existen, que ya se han realizado” que debe ser utilizada para el estudio del estructuralismo semántico. (Greimas, 1973). Para poder comprender de mejor manera los temas a tratar, continuamos con la definición de ciertos conceptos fundamentales, en cuanto a lengua se refiere, tales como sistema, valor y signo lingüístico (además de ejemplificarlos y aplicarlos a elementos “comunes”) . Mientras avanzábamos más y más con el estudio en cuestión, pudimos notar la existencia de más de una forma para analizar la semántica. Estudiamos dos. Por un lado reconocimos una semántica sincrónica, basada en el estudio de sucesos propios de la lengua, ocurridos en un momento determinado y no a través del tiempo (esto sería un estudio histórico de la lengua y, por tanto, materia de estudio de la etimología y no de la semántica). Mientras, en oposición, se señala un punto de vista diacrónico, que se refiere a un estudio de la semántica a través de sus cambios en el tiempo, siendo esta la única manera de determinar los valores de los distintos elementos en la lengua. A pesar de definir con claridad estas dos líneas de estudio, observamos en el transcurso del trabajo que estos métodos de análisis no dan cuenta de un estudio semántico propiamente estructuralista; por más que correspondan a una conceptualización estructuralista en sí, no es posible afirmar que la semántica sea parte de esta corriente, o pueda ser estudiada a partir de esta, pues propone un estudio basado en un sistema de valores puros que no se atiene a los casos particulares de la lengua (el estructuralismo la estudia como un todo). La semántica no es capaz de establecer estos valores. Esto debido a que, mientras en el estructuralismo el sistema de valores debe estar definido por relaciones de oposición entre los elementos que lo conforman, en la semántica se le atribuye sentido a una expresión mediante la interdependencia que estos sistemas –independientes- tienen entre sí.

Primero observamos las dos posibilidades existentes al momento de estudiar la semántica estructural; Greimas postulaba la necesidad de “una exploración de los universos semánticos virtuales y abiertos, considerados como posibilidades creativas del hombre”, pero también establecía la inevitable “descripción de los universos semánticos que ya existen, que ya se han realizado” que debe ser utilizada para el estudio del estructuralismo semántico. (Greimas, 1973). Para poder comprender de mejor manera los temas a tratar, continuamos con la definición de ciertos conceptos fundamentales, en cuanto a lengua se refiere, tales como sistema, valor y signo lingüístico (además de ejemplificarlos y aplicarlos a elementos “comunes”) . Mientras avanzábamos más y más con el estudio en cuestión, pudimos notar la existencia de más de una forma para analizar la semántica. Estudiamos dos. Por un lado reconocimos una semántica sincrónica, basada en el estudio de sucesos propios de la lengua, ocurridos en un momento determinado y no a través del tiempo (esto sería un estudio histórico de la lengua y, por tanto, materia de estudio de la etimología y no de la semántica). Mientras, en oposición, se señala un punto de vista diacrónico, que se refiere a un estudio de la semántica a través de sus cambios en el tiempo, siendo esta la única manera de determinar los valores de los distintos elementos en la lengua. A pesar de definir con claridad estas dos líneas de estudio, observamos en el transcurso del trabajo que estos métodos de análisis no dan cuenta de un estudio semántico propiamente estructuralista; por más que correspondan a una conceptualización estructuralista en sí, no es posible afirmar que la semántica sea parte de esta corriente, o pueda ser estudiada a partir de esta, pues propone un estudio basado en un sistema de valores puros que no se atiene a los casos particulares de la lengua (el estructuralismo la estudia como un todo). La semántica no es capaz de establecer estos valores. Esto debido a que, mientras en el estructuralismo el sistema de valores debe estar definido por relaciones de oposición entre los elementos que lo conforman, en la semántica se le atribuye sentido a una expresión mediante la interdependencia que estos sistemas –independientes- tienen entre sí.
